No te detengas*

Forest-PathNo dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento.

No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que es casi un deber.

No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.

No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo.

Pase lo que pase nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos de pasión. La vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.

Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa: Tu puedes aportar una estrofa.

No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre.

No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un silencio espantoso. No te resignes. Huye.

«Emito mis alaridos por los techos de este mundo», dice el poeta.

Valora la belleza de las cosas simples. Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos. Eso transforma la vida en un infierno.

Disfruta del pánico que te provoca tener la vida por delante. Vívela intensamente, sin mediocridad. Piensa que en ti está el futuro y encara la tarea con orgullo y sin miedo.

Aprende de quienes puedan enseñarte. Las experiencias de quienes nos precedieron, de nuestros «poetas muertos», te ayudan a caminar por la vida. La sociedad de hoy somos nosotros: Los «poetas vivos». No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas …

*Walt Whitman (1819-1892), uno de los más grandes poetas estadounidenses.

«Ante todo, cuidad del alma»

“La felicidad es un viaje, no un destino.” (Alfred D’Souza)
“La felicidad es un viaje, no un destino.” (Alfred D’Souza)

Ante todo es necesario cuidar del alma, si se quiere que la cabeza y el resto del cuerpo funcionen correctamente, recomendaba Platón hace más de 2 mil años. Si el filósofo griego nos visitara hoy, seguramente quedaría maravillado por los avances tecnológicos de nuestro tiempo, pero también le causaría asombro comprobar que, a pesar de ello, millones de seres humanos viven agobiados por el hambre, falta de educación, pobreza, enfermedades, ansiedad e incertidumbre.

Durante esa visita ficticia, supongamos que alguien le pide consejo acerca de ¨cómo vencer la infelicidad y el dolor en el mundo… ¿Cuál sería su respuesta? Probablemente, haciendo gala de  sentido común y sencillez, repetiría la frase que abre esta nota. Claro “el divino Platón”, como le llamaban algunos, elaboraría una serie de razonamientos para demostrar la importancia del cuidado del alma (psique, en griego) y el consecuente beneficio para el cuerpo humano y el funcionamiento de la sociedad.

De acuerdo con la escala de motivaciones humanas, después de la satisfacción de las necesidades fisiológicas (hambre, sed, sueño, etc.) y de seguridad (económica, familiar, social, etc.) lo que la gente más anhela es tranquilidad, goce, satisfacción, o sea un estado de felicidad. Sin embargo, cuando las personas expresan esos deseos, generalmente a lo que se refieren es a tener salud mental, según la opinión de psicólogos y psiquiatras.

En la actualidad los filósofos y estudiosos de la psicología prefieren usar los términos “mente” o “psique”, para referirse a esa parte del ser humano que es el centro de la personalidad, o sea la autoconciencia (el Yo), con el fin de desligarse del significado religioso y teológico que con anterioridad se le había dado al concepto “alma”, esa parte de nuestro ser que piensa, desea y siente, y por cuyas facultades el hombre busca de manera incesante una explicación al sentido de su existencia.

Spa para el alma  fue abierto con el fin de divulgar contenidos que nos permitan conocer mejor nuestra naturaleza humana, agudizar nuestro entendimiento, fortalecer nuestra voluntad  y controlar nuestra vida emocional. Asimismo, no por mencionarlo después menos importante, aquellos temas que den vigor a nuestra vida espiritual, entendida como esa actitud que nos permite la comprensión de las cosas más allá de lo aparente y la experiencia de lo trascendente o divino.